domingo, octubre 14, 2007

La Rosa

Corría por desiertos y colinas enceguecido. La maleza ensuciaba mi vida y las ortigas herían mi ser. Mi camino encontraba destinos, pero no alcanzaba mi fin.
De pronto, ya casi desesperado y escudado sólo por un falso sentimiento, encontré una rosa que apareció como por arte de magia delante de mí. La miré y vi que era de un extraño y precioso multicolor. Sus pétalos, que parecían infinitos, eran soltados por el viento y rozaban levemente mi rostro, dejando un rastro de delicioso aroma. A pesar de esa pérdida de pétalos, ella no cambiaba su figura, su preciosidad no variaba.
Me acerqué para tomarla, pero tuve miedo de que sus espinas me dañaran y me detuve, sin embargo ella con una voz angelical me aclaró que no tenía espinas para mí. La alcé finalmente frente a mi cara y sentí su fragancia con gran placer. Su cercanía era un elixir que sanaba toda mi existencia.
Probé soltarla para ver si flotaba junto a mí, pero en ese momento una ráfaga de viento la alejó de mi lado y se la llevó muy lejos hasta desaparecer. Antes de que se esfumara vi como sacaba sus espinas y me miraba con tristeza.
Me sentí desolado, lamenté enormemente mi decisión de soltarla y lloré amargamente.
La busqué por todos lados y vagué por los mismos lugares que visité antes de verla, más no aparecía. Otras flores salieron a mi camino también, pero no eran lo que buscaba, estas se astillaban dañándome y yo a su vez las hería a ellas sin querer.
Cuando ya creí haberla perdido sin remedio, la dejé de buscar, pero nuevamente, como por arte de magia, la Rosa apareció flotando hacia mí. Esta vez, venía herida y con algunas de sus espinas rotas, cuando me vio alegró su mirada, soltó sus espinas y se me acercó; yo, aún con lágrimas en los ojos, la tomé con delicadeza, la puse junto a mi pecho y decidí no volverla a soltar.
Para ti...

martes, mayo 08, 2007

Ellas

Que bella fiesta, que preciosa conjunción de femineidad vi aquel día. Primero encontré a “La vida”, estaba ahí sentada con su largo vestido multicolor, no pude ver donde terminaba su ser, no supe si iba descalza o si usaba zapatos, su rostro me sonreía y se entristecía a la vez, como la Mona Lisa, así me engañaba.
Luego, en un rincón vi como “La Autocompasión” cubría su horrible rostro con un velo plateado mientras movía su cuerpo curvilíneo y hermoso, muchos hacían fila para sacarla a bailar.
Me interrumpió el maravilloso perfume de otra mujer que pasaba a mi lado, su cara era tan hermosa como el sol de la mañana, su cuerpo como la luna de media noche, su perfección me recordó su nombre: “Esperanza”, traté de alcanzarla pero era más rápida que yo y se esfumó.
Me sentí muy afligido y lloré, en ese momento “La Soledad” se acercó a mi lado y pasó su mano por sobre mi cabeza, cerré los ojos y tuve la sensación de que flotaba en el Espacio. Luego de abrir los ojos observé como todo lo que veía, es decir, ese Espacio insondable, se transformaba en una inmensa mujer vestida de negro, que con sus cabellos oscurecía aun la mismísima negrura del infinito. Se hacía llamar “La Muerte” mientras extinguía todo a su paso.
Por último, al desaparecer “La Muerte” advertí que dos mujeres, una muy anciana y otra muy joven, se me acercaban lentamente, sus vestiduras se contrastaban así como se contrasta el Cielo del Infierno. Al oído me dijeron sus nombres, “La Realidad” y “La Imaginación”, me tomaron de las manos, se sentaron junto a mí, y luego de sonreírme brevemente comenzaron a relatarme este texto.

viernes, febrero 09, 2007

El Ser Humano

Dos niños jugaban alegremente en la calle mientras un mendigo que estaba sentado en la acera les observaba hasta que se puso de pie y les dijo:
-“Sepan ustedes niños que un día nació un hombre en el mundo y ese hombre era conciencia, y sepan también que yo nací de esa conciencia, y hoy a ustedes hablo”.
Los niños sintieron temor de las palabras y ademanes del mendigo y escaparon corriendo hacia sus casas. El mendigo sonrió y pensando se dijo a si mismo: “Queda aún mucha inocencia y miedo en el ser humano”.
Avanzó unos pasos el mendigo y cruzó la calle. Luego de errar por varios metros se encontró con dos mujeres bien vestidas sentadas a la mesa de un restaurante al aire libre. El mendigo se detuvo en frente de ellas y les dijo:
-“Llegará el día en que nazca un pensamiento, y ese pensamiento dará a luz las palabras de un relato que describa las acciones que he realizado hoy”.
Las mujeres miraron con extrañeza al mendigo, pagaron la cuenta y se levantaron alejándose con celeridad. El mendigo nuevamente pensó y reflexionó: “Aún existe desprecio e ignorancia en el ser humano”.
En otra mesa del restaurante estaban dos hombres que bebían unas cervezas. El mendigo se les acercó y les dijo:
-“Sólo unos pocos entenderán mi existencia, tratarán de entender, pero les será difícil incluso comprender estas vivencias”.
Uno de los hombres se levantó y caminó hacia el mendigo, lo tomó de los hombros y le empujó arrojándolo al suelo, luego lo pateó y se alejó lanzando improperios. El mendigo todavía tendido, alzó la vista y meditó: “Aún siento la ira y el rencor en el ser humano”.
En ese momento pasó una anciana mujer por su lado. El mendigo desde el suelo le habló: -“Algunos me criticarán, otros me alabarán, pero sólo uno comprenderá el pensamiento en mi mente luego de que realices tu acción hacia mí”.
La anciana lo miró con piedad y le ayudó a ponerse de pie, luego le regaló un par de monedas y se alejó sonriente. El mendigo pensó en su mente: “Queda también demasiada compasión y esperanza en el ser humano”.

Después de un par de horas se sentó en la calle y un perro se le acercó con una piedra en el hocico para dejarla caer cerca de sus pies. El mendigo tomó la piedra y la tiró lejos, el perro rápidamente la trajo de vuelta y se paró en sus patas traseras frente a él. El viejo mendigo acarició al perro y luego a su espesa barba y pensó: “He notado más humanidad en este perro y su anhelo por convertirse en un ser humano que en todos los obstáculos que se auto impone el propio ser humano”

domingo, enero 07, 2007

Autoplagio híbrido

¿Qué dios detrás de Dios la trama empieza? ¿Ha muerto? No importa, su belleza era compleja y sencilla a la vez, su hermosura indefinible como el barlovento de aquella tarde de invierno gris. Su voz velar grave me llegó hasta los huesos. Me dijo una vez que todo lo que he observado anteriormente es su obra maestra, el plan perfecto realizado.
Y es en dirección a este dios en donde deberían estar apuntadas todas nuestras reflexiones, debido a que la existencia de todos y también la mía depende de Él.
¿Cómo puedo comprender a este Dios si el eco de su existencia me llega desde un lugar tan lejano? Me enseñaron a vivir y a morir, pero no a resucitar. Viví muertes y morí en vida, la resurrección es al tercer día.
Fue paradójico pensar que en cien años más, el nuevo cuerpo que habitará mi alma, concluirá con total convicción de que no existe la reencarnación.
¿No será el Tiempo la Mente de ese dios dormido que mientras soñaba, interpretaba a la perfección todos nuestros roles e interacciones en el pasado, presente y futuro?
¡Maldita fe! que no logró mover las montañas, ¡malditas montañas! que no se movieron y acabaron totalmente con la fe.
¡Maldita religión! que con sus doctrinas y enseñanzas cegó a los hombres, ¡malditos los hombres! que se enceguecieron en su ignorancia y malinterpretaron lo que su religión les enseñó.
Este discurso que partió en dos a mi consciencia me dejó al borde de la locura, desesperado, pidiendo una absurda ayuda mental.
Con repulsión he tratado de limpiar mi vida de todo aquello que la ha ensuciado. Fui el perro que lamió sus heridas. Las moscas han llegado ya no queda tiempo, su Señor las ha mandado, ellas disfrutan el momento. Trato de diferenciarme de las bestias rumiantes que aún siguen su camino en la fila y se preocupan más de espantar esas moscas con su cola que de intentar evitar la entrada del matadero.
Seguí viendo los años pasar uno a uno, los meses, las semanas, los días, las horas, los minutos, los segundos, y por fin comenzó el Día Sobrio, ese que nos hizo comprender por completo el hecho de que nada sabíamos.


Compilado confeccionado a partir de pensamientos anteriores.

martes, noviembre 28, 2006

Adaptation

La primera vez que vi esta película me dije: “¡No puede ser, se robaron mi idea!”.
Hace unos cuantos años se me pasó por la mente la idea de escribir un libro redundante en el que me describiría a mi mismo escribiendo dicho libro, es decir utilizar un recurso narrativo en el cual la historia cuenta como se cuenta la historia, ¡¿QUÉ?! ¡Ja!, suena un poco raro, pero esto es lo que logró el admirable Charlie Kaufman ("Quieres ser John Malkovich", "Naturaleza Humana", "El Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos", etc) con su guión de adaptación al cine del libro “El Ladrón de Orquídeas”.
Debo reconocer que después de la frustración inicial por ver mi idea fuera de mi libro, me di cuenta al instante de que esta película pasaría a formar parte del grupo de las más recordadas.
¿No parece un poco narcisista esto de ponerse uno mismo en la historia? Lo cierto es que hasta el mismo Kaufman lo cuestiona en uno de sus soliloquios en la película, y aquí esta lo gracioso que marca este original estilo: ese propio soliloquio lo realizó el guionista mientras escribía el guión.
Podría referirme a un sin fin de otras partes de la película, pero lo mejor que puedo hacer es decirles que la vean si es que no la han visto aun y si ya la vieron, vuélvanla a ver para que se sumerjan aún más en este círculo vicioso infinito que aunque tal vez nazca como una solución a la hora de no saber que escribir, puede transformarse en un estilo único y original que logra “narrar lo que se narra”.

jueves, noviembre 16, 2006

Sincretismo

He visto al León, al Camello y al Niño, mas no he sufrido transformación alguna. He oído predicadores de vida y predicadores de muerte, sin embargo aun no se cual de ellos se acerca más a la verdad. He leído, pero nunca he escrito con mi propia sangre, quizás no debí aprender a leer. ¿He burlado mi inconsciente o es talvez mi inconsciente el que me hace creer esto? He vivido un millón de vueltas de sufrimiento, ¿alcanzaré mi despertar algún día? He sido oruga anteriormente, mi estado actual es de crisálida. He esperado durante años alcanzar la vida eterna condicionando mi voluntad para hacer el bien. He destruido ídolos de piedra, mi Dios no puede ser confeccionado por mis propias manos. He escuchado las doctrinas de los que bajaron de las montañas, nunca los he oído hablar a todos juntos. He soñado con un mundo de paz, la misma que me llevará a la próxima victoria. He odiado el cuerpo y he amado al alma, pero he comprendido que sin el cuerpo no existe el alma. He visitado lugares infinitos, no obstante, he aprendido mucho más en la estrechez de mi mente.

Me han enseñado transformaciones a modo de puente a un nivel superior. Me han obligado a hacer el bien al prójimo, pero si el bien del prójimo significa su muerte, es decir, siente odio por su vida terrenal, ¿debo ser bueno o malo? Me han descrito valores y transmutación de valores, virtudes y contra virtudes, ¿cómo puedo descifrar esta antítesis? Me han hablado del Ser, del Ente, del Alma y del Tiempo, pero ¿de que vale todo esto si creo en Dios? Me han dicho también que soy parte del primer Dios, que todo lo que existe y lo que no existe es parte de Él, ¿Cómo puedo comprender a este Dios si el eco de su existencia me llega desde un lugar tan lejano? Me han enseñado a vivir y a morir, pero no a resucitar. He vivido muertes y he muerto en vida, ¡Si! la resurrección está por llegar.

sábado, octubre 28, 2006

Carrusel (Parte II)

Sentí en detalle como la bala se iba incrustando lentamente en mi cabeza, todo se había ralentizado. Luego la negrura del espacio se hizo infinita, llenando cada rincón de mi mente.
Una semana después desperté postrado en la fría cama de un hospital. El diagnóstico del médico había sido lapidario: quedaría en estado vegetal por el resto de mi vida.
Sólo reconocía dos de mis sentidos: la vista y la audición; sin embargo, mi memoria estaba intacta y mi mente aún podía razonar.
Una tarde en el hospital, mi padre entró en mi habitación anunciándome que tenía una visita.
-Es el oficial Martínez que viene a verte otra vez.
Era aquel policía que intentó detener mi suicidio fallido que me visitaba por tercera vez. Al parecer se había conmovido por mi desastre. En las dos primeras visitas me acompañó breves momentos conteniendo con dificultad las lágrimas. Esta vez sería algo distinto.
Se sentó como de costumbre en una silla junto a mi cama y me saludó acariciando mi frente. Después de unos minutos en silencio no aguantó más el llanto y secándose con la manga me dijo:
-¡¿Por qué lo hiciste?! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué?!
Se levantó sin dejar de llorar y se acercó a la ventana. Al verlo de perfil alumbrado por le tenue luz que ingresaba desde afuera, me pareció que se asemejaba a alguien que había visto antes pero no sabía a quien. Se dio la vuelta con los ojos ardientes y caminó hacia mí. Decididamente sacó la almohada debajo de mi nuca y la puso sobre mi rostro. Al instante vino a mi mente la imagen del rostro de uno de los policías que maté y también recordé el momento en que el oficial Martínez miraba al mismo policía muerto y luego se volteaba hacia mí casi llorando. Anticipándose a mi comprensión, el oficial apretó con fuerza la almohada contra mi cara y susurró:
-¡Era mi hijo! ¡Maldito! ¡Iba a ser padre en un par de meses! ¡Muere maldito!...
Era su hijo, todos lo sabían menos yo. Había simulado encontrarse profundamente conmovido por mi situación, pero lo único que quería era vengarse.

La muerte no era muy diferente a la manera en que vivía en ese momento. Vi lo que todos afirmaban haber visto cuando lograban regresar después de haber estado muertos: caminaba por un túnel lúgubre y sombrío; y al final una luz brillante aguardaba por el fin de mis pasos. Llegué hasta la luminosidad y percibí que un paisaje se dibujaba en ese espacio. Eran las mismas calles que vieron mis pasos durante muchos años, lo inerte era siempre inmutable, lo vivo sin embargo, se me hacía cada vez más distinto. De pronto, al llegar a una esquina me encontré con una escena que era tan habitual como desagradable: Dos policías sujetaban a una viejecita que vendía ilegalmente en la calle. Esta vez no pensé lo mismo. Los policías me miraron al unísono con mucha incertidumbre, yo no dejé de caminar, luego como despertando de un sueño vieron a la anciana y uno de ellos le dijo:
-¡Váyase señora! Y trate de conseguir un permiso para vender.
FIN

lunes, octubre 16, 2006

Carrusel

Ese día terminé rápidamente unos trámites en el centro, y por fin volvería a mi casa un poco más temprano.
Caminé por las mismas calles que vieron mis pasos durante muchos años, lo inerte era siempre inmutable, lo vivo sin embargo, se me hacía cada vez más distinto. De pronto, al llegar a una esquina me encontré con una escena que era tan habitual como desagradable: Dos policías sujetaban a una viejecita que vendía ilegalmente en la calle. Se me pasaron un millón de cosas por la cabeza; pensamientos retorcidos que evocaban momentos de rebeldía enceguecida en mi adolescencia, ganas de ir en contra de todos los valores que me habían inculcado, de hacer algo que pareciera ser inefable pero que tuviera su explicación dentro del propio esclarecimiento de la existencia del ser humano.
Como pude le arrebaté el arma a uno de los policías y sin pensarlo mucho le disparé en el pecho al que aun estaba armado. Cayó muerto al instante. El policía desarmado me miró con pavor, yo le apuntaba a la cabeza. Alcanzó a decir dos sílabas de una palabra antes de que la bala se le incrustara en la mejilla y cayera de rodillas ante mí.
La anciana se sentó en el suelo, comenzó a llorar y a decirme:
- ¡Hijo mío! ¡¿Cómo has podido hacer esto?! ¡Te has condenado!
Y como si lo que ya había hecho no fuera suficiente, me acerqué a la anciana, la tomé del pelo y disparé por tercera vez.
La gente empezó a correr despavorida por las calles y no demoraron en llegar varias patrullas de policía. Todos se bajaron a escudarse entre los autos y me apuntaron directamente con sus armas, yo también apunté la mía pero esta vez hacia mi sien.
-¡Arroje el arma ahora mismo! – gritó uno de los policías quién se veía más avanzado en edad y parecía ser quién mandaba. – ¡No tiene que quitarse la vida!
- ¿No cree que me lo merezco? – Le respondí airado - ¡He matado a dos policías y a una pobre mujer!
-No sé lo que pasó por tu mente, ni qué problemas tienes en tu vida y me imagino que debes sentirte muy mal, pero aún es tiempo de que te rehabilites y puedas vivir mejor.
- ¡JAJAJA! ¿Crees que mi vida ha sido traumática? Nunca he sufrido demasiado, no fui abusado cuando niño, mi familia siempre fue ejemplar, no tengo depresión ni enfermedades mentales. Además, lo único que lograré si no me quito la vida es terminar mis días en una cárcel.
El jefe puso la pistola en el suelo, avanzó hacia mí con los brazos en alto y observó a uno de los policías muertos en el piso, luego me miró casi llorando y me dijo:
-¡Por favor no lo hagas, dame el arma y todo saldrá bien!
Sentí como mis latidos se aceleraron como anticipándose a la decisión de mi cerebro. Apreté el arma contra mi cabeza y halé el gatillo.

Continuará…

lunes, septiembre 25, 2006

Intermedio

Como no he tenido mucho tiempo por estos días, y como no me gusta escribir cosas apuradas y quizá sin sentido, preferí dejarles este video del grupo que describí hace algún tiempo: "Taraf de Haïdouks"

martes, septiembre 05, 2006

La Colina Silente

¿Qué es lo que hay en esa colina silenciosa? ¿Qué fuerza nos lleva hasta allí? ¿Será por su paz y tranquilidad reflejada en el lago que la baña? ¿Será el misticismo adherido a la sincrética religión de sus antiguos habitantes?
Ha llegado hasta el pueblo. La niebla lo sumerge en una fusión de sueño y realismo. Los árboles gimen tras él espantándolo y el lago a su derecha traspasa levemente la frontera de la realidad. Los sonidos violentos y armoniosos le atacan por distintos flancos a la vez. Las calles y edificios le hablan, lo llaman. La guadaña de la muerte es solo un respiro más en el viento. El radio que lleva en su mano produce un extraño ruido de interferencia. Luego ve el contorno de una criatura en el medio de la ciudad, esperándolo. La criatura está más cerca de lo que cree, está en su cerebro, ¡ja! pero no es su imaginación…
…Una estrepitosa sirena comienza a sonar desde el cielo y hacia su corazón, la claridad se esfuma y las tinieblas lo ensucian todo junto con su alma. El fuego ha consumido la ciudad sin emitir una chispa de luz.
Despierta dentro de un recinto infantil. La luz del día ha vuelto levemente acompañada de la niebla. Ya ha comenzado a bajar por las escaleras interminables que reviven sus más horribles temores de infancia, sin embargo, algo lo llama intensamente. Nunca se dio cuenta del momento en que la escalera se transformó en un maligno ascensor de hospital, pero lo importante era que ya había alcanzado el nivel inferior. Avanzó unos pasos y sus pies pisaron un enorme dibujo de color rojo en forma circular que encerraba otros extraños dibujos y símbolos, miró hacia delante y lo que vio allí es imposible de describir con palabras…
…Una estrepitosa sirena comienza a sonar desde el cielo y hacia su corazón, la claridad se esfuma y las tinieblas lo ensucian todo junto con su alma. El fuego ha consumido la ciudad sin emitir una chispa de luz…
Esta vez despierta una vez más en medio de las calles del pueblo que se ha vuelto a dibujar entre la niebla. Tiene un extraño amuleto en su bolsillo. Las campanas de una iglesia le anuncian su siguiente y último destino. Corre hasta las puertas de la iglesia respirando la maldad húmeda en el ambiente. Abre las puertas y entra. Bajo el crucifijo ve a una misteriosa mujer de ojos verdes, su nombre es Dahlia. Está lista para despertar al viejo Dios dormido de su religión. Las palabras que pronuncia le han creado su figura. Ante los ojos de Harry eso, más allá de parecer un dios, se le asemeja a un hórrido demonio…
…Una estrepitosa sirena comienza a sonar desde el cielo y hacia su corazón, la claridad se esfuma y las tinieblas lo ensucian todo junto con su alma. El fuego ha consumido la ciudad sin emitir una chispa de luz…
Entre la oscuridad mete su mano en el bolsillo y saca el amuleto. La deidad bestial despide un alarido gutural y el amuleto explota en un haz de luz infinita. Todo ha desaparecido pero en la mente de Harry el recuerdo de su paso por el pueblo jamás podrá ser borrado.

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Tributo a SILENT HILL el juego que es capaz de dejar una cicatriz en sus jugadores al producir una atmósfera inusitada mezclando el horror puro y demoníaco con la melancolía y tristeza casi divina de sus personajes. Y todo eso envuelto por una de las bandas sonoras más grandiosas que he escuchado.

miércoles, agosto 23, 2006

La faz reveladora

Hace tres meses desperté en mi cama y lo primero que vi fue una imagen oscura en el cielorraso de mi dormitorio. Fue grande mi sorpresa al constatar que la imagen describía, con todas sus partes, un opaco rostro humano. Lo primero que mi razonamiento quiso que creyera fue que se trataba de un foco de humedad, pero era casi imposible aceptar esa hipótesis ya que estábamos en plena temporada estival. Por primera vez en mi vida pensé estar frente a un suceso paranormal sin ninguna explicación aparente. Desperté a mi mujer sin señalarle la imagen para asegurarme de que no era sólo yo el que la veía. Efectivamente, ella no se inmutó, me dio un beso de buenos días y se levantó. Por segundos creí estar loco.
Ese día, seguí mi rutina ordinaria para un domingo de verano en la casa, a ratos me dirigía al dormitorio para ver el rostro; siempre estaba allí, pero Minerva mi esposa, nunca lo vio.
En la noche nos acostamos y la imagen era cada vez más clara; se trataba del rostro de un hombre con barba y bigote, tenía el mentón abultado y los ojos profundos, me dormí hipnotizado por su mirada.
Soñé que me encontraba entre unas ruinas de cemento y tras ellas vi un gran resplandor que anticipó la aparición de mi esposa, pero ya no era una mujer, sus pies no tocaban el suelo, su ropa era diferente, su luz iluminaba todo mi inconsciente; se había transformado en la diosa romana. Me percaté de que tenía los ojos vendados y luego sentí una voz única que me habló:
-¡Ni los Ojos de Minerva pueden verme!
Después todo desapareció y comenzaron las imágenes intercaladas a modo de diapositivas tridimensionales:
Primero vi a un soldado llorando con un arma humeante en sus manos de rodillas frente a un niño muerto. Al instante cambió la imagen y observé a una mujer dando a luz junto a su feliz esposo.
Después, un grupo de científicos hacían pruebas médicas sangrientas e inhumanas con un montón de personas de todas las edades. La imagen transmutó en otra que mostraba a un niño saliendo feliz de un hospital completamente sano.
Luego, un pelotón de fusilamiento acribillaba a miles de personas y arrojaban sus cadáveres al mar. La visión desapareció y en su lugar vi a millones de personas riendo sin parar recogiendo el dinero que llovía del cielo.
Vi también a un hombre escribiendo libros de alto nivel filosófico e intelectual, admirado por generaciones. Más tarde, vi miles de cuerpos tirados en una cámara de gas.
Posteriormente, observé a un grupo de hombres con trajes ostentosos pintados con cruces, quemando a tres mujeres jóvenes en una inmensa hoguera. En seguida, vi a un anciano sentado en un trono, vestido completamente de blanco y una multitud de jóvenes de todas las naciones que le adoraban emocionados.
Después me encontré en un desierto en donde un hombre, de larga barba, enseñaba doctrinas de benevolencia y amor a Dios a sus compañeros. Luego, el desierto se transformó en una gran ciudad y vi como un avión se incrustaba en un enorme edificio y lo desplomaba.
Continuaron las imágenes intercaladas de par en par mostrándome cosas que preferí no seguir relatando aquí. Al fin, desperté acezando en un mar de sudor y, con parcial tranquilidad, me di cuenta de que el rostro había desaparecido. Miré a mi mujer dormida a mi lado y me levanté a buscar un poco de agua. Bajé las escaleras y cuando iba a entrar a la cocina, con horror percibí de reojo a un hombre sentado en el living, lo miré y comprobé que se trataba del hombre del “rostro” en mi dormitorio. Caí de rodillas ahogando un grito de desesperación creyendo haber perdido la razón por completo. El hombre esbozó una pequeña sonrisa, dio unas palmadas en el sofá y me dijo:
-Siéntate, tenemos mucho que hablar…

miércoles, agosto 09, 2006

Ensemble der Lautari aus Clejani, Rumänien

La Música se levanta de entre los muertos y toma forma divina, se eleva con rostro inefable y ganas de aprovechar al máximo los breves momentos de omnipotencia.
Los violines inician la fiesta, se arreglan los bigotes con rapidez sin igual y comienzan a girar encerrando en una especie de ronda infantil de jolgorio, a un esqueleto que baila desenfrenado sobre su propia tumba.
Luego el bajo, furibundo, celoso, deseando interponerse a tan notable alegría, emite pequeños golpeteos fúnebres de baja frecuencia; mientras más se empeña en detenerlos, más se hace uno con ellos y se funde por completo en esa etérea magia sonora. Un perro agonizante se acerca al grave instrumento, lo huele y, renovando por completo sus fuerzas; se une a la jarana intercalando vivaces aullidos con los armoniosos movimientos de su desaliñada cola.
Los acordeones, de aire bonachón, embriagados de la atmósfera festiva, inflan sus pulmones con ese elixir evaporado y sueltan contagiosas carcajadas dejando ver sus dientes negros y blancos. Pequeñas avecillas recorren esos dientes creando sus propios sonidos.
En lo alto, una pequeña flauta, impulsada e inyectada de vida por el viento, esquiva las nubes y divisa la reunión que se lleva a cabo en tierra, se deja caer al vacío silbando con tal de abrazar esa dicha que la ha impresionado. Abajo, un peludo gato negro la atrapa, antes que toque el suelo, con su cola de terciopelo. Ambos se unen al festín acústico.
Los Címbalos, inteligentes y correctos, llegan surtidos de un centenar de policromados relojes animados que marcan velocísimamente el pasar del tiempo y los ritmos entrelazados, adhieren su tic-tac a la gran melodía
Todos y todo se une, todo junto a las ancestrales voces gitanas, esas curtidas de un sin fin de historias plagadas de diversas conmemoraciones y celebraciones, marcadas a fuego en las memorias de los hombres harapientos que se visten con el lujo de su música.

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El objetivo de este articulo era brindar un pequeño homenaje a esta “Banda de malvados honorables”: “Taraf de Haïdouks” Catalogado como el mejor grupo de música gitana del mundo. ¿Qué mas podría haber dicho de ellos? … Me decidí por describir, a modo de fantasía, una ínfima parte de lo que he sentido escuchando su música. Advertencia: la interpretación de este texto cambia considerablemente si es leído mientras se escucha uno de los temas de “Taraf de Haïdouks"

martes, julio 25, 2006

Escatología (Doble Acepción)

Sin ralentizar su constante velocidad, se extingue el indestructible y todo llega a su fin. Las aves han renunciado por completo a su libertad y buscan con desesperación una respuesta en la tierra; se han dado cuenta de que lo que vivieron fue un libertinaje pasajero. Los mamíferos que se mantuvieron pacatos y aferrados a lo establecido se auto flagelan arrepentidos por su carencia de nuevas experiencias. Nadie está totalmente conforme.
Las ocho coronas superiores se reúnen para urdir una solución, ¡si! las ocho que representan la esencia misma del ‘‘bien’’, las ocho que dictan sentencias sin consultar a sus progenitores. Las ocho que se lavan las manos con sangre antes de engullir el festín adherido a las consecuencias de sus actos. El poder pesa, mas vacío sentirán con el fin.
Es el fin y las divinidades se han armado, deben acabar lo que un día crearon. ¿Fallaron sus propósitos o nunca los tuvieron? ¿Sentirán pena en la destrucción? ¿Sintieron alegría en la creación?
La oscuridad invisible que inventamos, la maldad suprema, comienza la cosecha de lo que nunca se sembró, debe transformarse por un tiempo en herramienta del bien para cumplir el plan divino, no obstante, la redención es inalcanzable.
Las tierras no ven más allá de su nariz, confeccionan esperanzas y castillos ideológicos que, al fin y al cabo, servirán para acelerar su caída. Las bestias rumiantes siguen su camino en la fila, se preocupan más de espantar las moscas con su cola que de intentar evitar la entrada del matadero. ¿Será nuestra ignorancia la que haga así de inexorable nuestro fin?

sábado, julio 08, 2006

Las Películas de mi Muerte III

…Me acerqué a la entrada mientras me ponía la capa. Un hombre me dio la bienvenida.
-¡Buenas noches señor! ¿Puede decirme la contraseña por favor?
-FIDELIO- dije sin convicción.
-¡Gracias señor! Por favor acompáñeme.
Caminamos por un rato hasta llegar a la casa, la puerta se abrió, yo entré y mi acompañante regresó a la entrada.
Dentro de la casa un hombre enmascarado me preguntó la clave otra vez. Yo contesté de nuevo y poniéndome la máscara quise esconder mi inseguridad.
La mansión era ampulosa en sus detalles y adornos. Avancé unos pasos por el pasillo hasta llegar al salón principal. La escena que presencié en ese momento revivió viejas lecturas en mi mente. En medio de una multitud, todos con máscaras, un hombre vestido de rojo bendecía a un grupo de mujeres desnudas, sólo provistas de sus máscaras y algunos adornos, y las preparaba para que se unieran a cualquiera que quisiesen escoger. Una especie de ‘‘Hieros Gamos’’ moderno. Una de las esculturales mujeres camino hacia mí, me tomó la mano y me guío por el pasillo. Cuando estuvimos solos comenzó a hablarme sin dejar de caminar:
-¡Tu no deberías estar aquí! ¡Tienes que irte enseguida! ¡Corres peligro!
Llegamos a una escalera y me dijo que subiera para encontrar la salida, luego se fue. Me quité la máscara, subí hasta el primer rellano y luego hasta el segundo piso. Me encontré en un pasillo extenso y en uno de sus extremos vi a dos niñas gemelas tomadas de las manos y tras ellas, la puerta de un elevador. De pronto, el elevador se abrió y una ola de sangre salió desde adentro. Espantado, decidí seguir subiendo por la escalera. En ese instante, sentí una suave voz en mi mente que me llamaba:
-¡Ven! Te he estado observando. ¡Acércate! - En el tercer piso encontré a la voz; era un hombre con un espeluznante disfraz de conejo, cuando me acerqué me dijo:
-Una hora, veinticuatro minutos, treinta y seis segundos; entonces será el fin del mundo.- Ladeó la cabeza y uno de sus ojos se iluminó. Consulté mi reloj; media noche en punto. Seguí subiendo. Cuando me percaté de que la escalera llegaba a su fin, comencé a avanzar por el pasillo del tercer piso. Sentí una melodía agradable desde una de las habitaciones y me acerqué a la puerta entreabierta. Una mujer sin brazos, elegantemente vestida, estaba sentada frente a un piano, detrás de ella, un hombre tocaba el instrumento remplazando los brazos de la mujer.
Después de un rato, continué por el pasillo y por una de las ventanas advertí que parecía estar de día, no obstante miré el reloj y eran las doce de la noche con veinticinco minutos, volví la mirada hacia la ventana y vi como un ángel, o un hombre disfrazado de ángel, pasó volando con enormes alas plumíferas.
Llegué al final del pasillo y una gran puerta dorada anunciaba la última habitación. Sin dudar, abrí la puerta; el cuarto era en su mayoría blanco con una decoración que fusionaba lo clásico con lo futurista. Me quedé en la entrada y observé a un hombre sentado a la mesa comiendo. Grande fue el impacto que sentí cuando me di cuenta de que el hombre que allí estaba era yo mismo, sólo que un poco más avanzado en edad. Cerré los ojos con incredulidad y al abrirlos vi el plato en la mesa en frente de mí. Ahora yo estaba sentado, miré hacia la puerta y ya no estaba el que anteriormente fui. Miré hacia otro extremo de la habitación y en una cama blanca había un anciano decrépito que gemía acostado. Obviamente el anciano también era yo. Cerré los ojos y al abrirlos, tendido en la cama agonizando, vi una forma oscura, perfectamente rectangular, flotando en el aire frente a mí, en su parte superior tenía una palabra grabada; la misma: "Rosebud". Comprendí por fin el sentido del juicio y mi existencia. Con las últimas fuerzas que sentía, miré mi reloj: era la una de la madrugada con veinticuatro minutos y treinta y cinco segundos…Cerré los ojos…

FIN.

EPILOGO

Abrí los ojos y me vi sentado frente a un computador, era joven otra vez. Tenía deseos de escribir, pero de forma extraña, esta vez no tenía ideas en mi mente. Después de un largo rato me iluminé: me acomodé en la silla, acerqué mis manos al teclado, y comencé a hilvanar esta historia.

domingo, junio 11, 2006

Las Películas de mi Muerte II

...Volvió la memoria y recordé que me encontraba sometido ha proceso sin saber la razón, y que sin duda la policía estaría pronto tras mis pasos.
Cansado de correr, decidí tomar un taxi. El viejo auto amarillo se detuvo ante mí y me extrañé al ver que el chofer lucía un corte de pelo al estilo mohicano. Me senté sin hablar y comenzamos a avanzar. Nos adentramos en un camino que paulatinamente transformó la ciudad en un copioso bosque tropical. Anclé mi mirada en los árboles y creí estar soñando cuando vi a un hombre que, simulando ser un simio, se mecía completamente desnudo por las ramas.
Luego, los árboles se esfumaron y nos vimos inmersos en una especie de desierto que finalizaba bruscamente en un acantilado. El taxi se detuvo y al fin el chofer habló: -¿Ves a ese hombre vestido de negro? Habla con él, aunque parece ser un loco pistolero, dicen que es un rabino iluminado. Lo llaman ‘‘El Topo’’ debido a que estuvo infiltrado durante años en un pueblo con el fin de actuar al servicio de otros más necesitados.
Bajé del auto y en medio de un viento huracanado caminé hacia el hombre, mientras tanto el taxi arrancaba y se perdía con rapidez. El Topo, sin dejarme pronunciar palabra, me miró impertérrito y me dijo: -Crees que muchas de las cosas que has visto no tienen sentido, sin embargo, todo forma parte de la estructura y esencia de tu vida; si no fuera así, no existirían. ¿Puedes descifrar su significado? Te preguntas por la causa de tu enjuiciamiento, deberías preguntarte: ¿Qué es ese Juicio? Yo pasé por lo mismo que tú. Conozco el significado de la vida, ese que tu tanto deseas entender. No puedo explicártelo, sólo puedes comprenderlo por ti mismo. ¿Podrías describirme el color ‘‘rojo’’? Claro que no, pero sabes lo que es. ¿Puedes descifrar el significado de lo que vez ahora?- Apuntó con su dedo hacia el borde del precipicio, miré hacia allí y observé a una niña de unos diez años que cargaba en su espalda a un niño más pequeño, que por la forma de sus ojos parecía ser ciego. La niña, sacudiendo sus pies, se quito las sandalias y en menos de un segundo saltó al vacío. Lancé un grito de dolor e impotencia y me interrumpió una voz que resonaba en mi cabeza cada vez más fuerte: -¡Encuentra dentro de ti, la Montaña Sagrada de la Comprensión!
Agitado, desperté otra vez sentado en el asiento trasero del taxi. El chofer detuvo el auto esta vez en el frente de una grandiosa mansión y me dijo: -¡Aquí es señor! No olvide su capa y su máscara; sin ellas no podrá entrar.
Desconcertado tomé las prendas y me bajé del taxi. El chofer cuando ya partía asomó la cabeza por la ventanilla y me gritó: -¡La contraseña es FIDELIO!...

Continuará

domingo, junio 04, 2006

Las Películas de mi Muerte I


La última palabra que dijo mi abuelo antes de morir fue: ‘‘¡Rosebud!’’ mientras dejaba caer al piso su querida esfera navideña. Me di cuenta que algo andaba mal.
Abandoné el dormitorio con rapidez, bajé todos los pisos por la gran escalera empinada; esa que me costaba tanto subir a causa del vértigo. Salí a la calle y lo primero que vi fueron los extraños titulares en los diarios:
‘‘¡NACIMIENTOS MALIGNOS! Ha nacido un feto vivo que no es más que una cabeza y un tronco desprovisto de extremidades. Por otro lado, una mujer afirma haber sido violada por el mismísimo Diablo y haber dado a luz a su hijo, todo esto bajo la complicidad de su marido’’
Continué avanzando por la acera y arriba, en la terraza de un edificio, un hombre sujetaba de la corbata a otro, que estaba a punto de caer. Sin darle importancia seguí caminando presurosamente y me encontré con un grupo de hombres, vestidos de blanco con sombreros negros, que bailando y cantando golpeaban a un pordiosero. Se voltearon hacia mí, y con miedo de correr la misma suerte que el indigente, arranqué raudamente y sin pensarlo entré acezando en un restaurante. Los hombres no me siguieron.
Dentro del restaurante, observé a un hombre grotescamente gordo sentado; que comiendo como un cerdo, vomitaba a ratos en una cubeta de metal. El garzón lo trataba como a un miembro de la realeza.
En otra mesa estaban comiendo otros tres hombres. De pronto, el hombre más joven se puso de pie y saco un pequeño revólver, apuntó a sus acompañantes y les propinó tres disparos certeros. Luego avanzó hacia mí, dejó caer el arma homicida y salió del restaurante.
El gordo, mientras tanto, había estallado en su mesa. Asqueado con el espectáculo, volví a la calle, y me percaté de que en una ventana del edificio del frente, había un hombre con la pierna enyesada que me observaba con unos binoculares.
Seguí por la calle interminable y repentinamente caí en un estado de amnesia temporal olvidando todo lo vivido en los últimos veinte minutos. Al continuar corriendo miré el recordatorio que tenía tatuado en el brazo: ‘‘PRESENTATE ANTE EL TRIBUNAL PARA DEFENDER TU CAUSA’’…

Continuará…

martes, mayo 23, 2006

¡Intelectual, aprende a morir!

Me devolvieron la mitad de la entrada y caminé por el pasillo hasta llegar a la sala 2, donde se iba a proyectar la película. Adentro, las murallas granate estaban levemente iluminadas por unas lámparas en forma de triángulos invertidos. Me acordé por un instante de la lúgubre iluminación de ‘‘Rabbits’’; uno de los cortos de David Lynch.
La sala estaba casi vacía; sin duda no era una película de carácter comercial. Subí por la escalera hasta llegar a los asientos del centro y sin titubear demasiado me senté en uno de ellos.
Mientras esperaba que comenzaran los fútiles comerciales y los traileres de otras películas, observé a un hombre entrar en la sala vestido pobremente y haciendo notar un evidente problema físico que le dificultaba caminar. Recordé en ese mismo momento que lo había visto hace un rato en la taquilla donde me pareció que pedía limosnas.
El hombre se paseó repetidas veces por delante de los asientos de la primera y segunda fila; se sentaba, volvía a pararse y luego se sentaba otra vez. Yo esperaba que en cualquier momento entrara un guardia que lo obligara a salir.
De pronto el hombre se puso de pie, cojeó por la escalera hacia la fila en la que yo me encontraba y luego hasta mi asiento. Me turbé al ver su expresión facial: me miró fijamente con odio, sin hablar primero, luego espetó:
-¿Por qué me acusas en tu mente? ¿Por qué tienes que bajar la mirada para comprender mi existencia? ¡Debes pensar mejor lo que piensas! ¡Tus dudas y desesperanzas son inefablemente más grandes que las mías! ¡Tú eres el lisiado! ¡Hasta el ciego puede ver su ceguera!... ¿¡Lo físico!? ¡JA! ¡Lo físico es lo etéreo realmente!
Sin poder soportar más ese discurso que partió en dos a mi consciencia y al comprobar también que ante los ojos de las otras personas yo era el ‘‘bicho raro’’, salí corriendo de la sala, me dirigí hasta la taquilla y casi al borde de la locura, desesperado, pedí una absurda ayuda mental a la gente que compraba sus entradas. Luego de obtener sólo muestras de lástima, desperté de esa pequeña pesadilla y volví apresurado a la sala, el guardia no intentó detenerme. Entré y la película ya comenzaba, miré hacia arriba y el hombre, ahora sentado en mi puesto, me saludó con una pequeña reverencia.
Yo, luego de recorrer una y otra vez las primeras filas, escogí una de las butacas, me senté y vi la película.

lunes, mayo 08, 2006

OJODORO

He tenido el privilegio de conocer una parte de la obra de este compatriota, la cual alcanza aspectos tan variados como: La Poesía ( con sus respectivos ''actos poéticos'') , El Teatro ( tradicional y de pantomima), El Cine (surrealista y simbólico), El Mundo Onírico (el ''sueño eterno'' y los ''sueños lúcidos''), Los Títeres (representativos, humanos), El Tarot (''el destino'' y la ventana por donde surge la conciencia), Sus Libros y Escritos (timadores del inconsciente), La teorías y prácticas del chamanismo (operaciones y curaciones espirituales), y por supuesto, Su obra maestra: La Psicomagia.
Alejandro Jodorowsky ha esculpido la figura de su vida añadiendo partes sobresalientes que no encajan con lo políticamente correcto ante los ojos de la mayoría, pero que sin embargo, causan una extraña fascinación debido a la facilidad que posee para adquirir conocimientos basándose en la destrucción total de los límites de la imaginación. Y esto se lo dio a conocer desde temprano, mientras le enseñaba a leer, su profesor más querido de la escuela pública, el Señor Toro: -No me extraña que aprendas tan rápido porque en medio de tu nombre tienes un ''ojo de oro''. Desde niño y durante toda su vida ha inventado inconscientemente una curación que le sirviera para dejar atrás sus propios problemas y sufrimientos, pero ahora, ocupando esa misma técnica, pulida con el tiempo, satisface las necesidades de sus consultantes aquejados por algún suceso en particular: Es la Psicomagia, ese arte que al conocerlo de forma preliminar puede parecer irreal e irracional, incluso risible, sin embargo sus bases están cimentadas en una importante premisa que le da una relevancia profunda: ''Los actos simbólicos y metafóricos son concebidos como realidades fácticas por el inconsciente''.
En fin es muy difícil abarcar todo lo que conlleva el nombre de Alejandro Jodorowsky, y aunque no me gustan las recomendaciones, debo decir que su obra es digna de revisar para conocer el increíble punto de vista que tiene con respecto a la vida.
El verlo por estos días recibir un reconocimiento aquí en Chile, a manos de la Presidenta, (cosa plausible ya que se suele esperar la muerte de la persona para homenajearla) me llevó a tomar la decisión de escribir este intento de apología a uno de los personajes que más ha llamado mi atención y que ha influido de forma considerable en mi forma de pensar.

sábado, abril 29, 2006

El comienzo de todo lo que existe es inexistente (Parte II)

“La Nada” es el ente que no es. Fue lo primero en transformarse. Nació sin comenzar. Transmutó en Espacio, en Tiempo, en Materia, en Energía…ahhhh, en Vida. El dios detrás de Dios, el que comenzó la trama, tiene miedo del que se la mostró.
Vuelvo a preguntarme si el Mundo seguirá existiendo cuando yo ya no exista. Obviamente no; si no existía antes de mi concepción, tampoco existirá después de mi entierro.
El desierto de mi vida humedece las insondables creencias que intento plasmar en estas letras. No pretendo formarme tras la inconmensurable fila de los seres que desean calmar su sed de conocimiento en el oasis de la puta realidad.
La clemencia del Hijo me alcanza. El castigo del Padre me sobrepasa. Los límites de la imaginación son más reales que las demarcadas fronteras de un país.
Si el espejo que esta frente a mí se quiebra, ¿se romperá también mi pasado? La imagen que proyecta se hará trizas. Sin duda, lo que forma parte del Universo de otros, permanecerá.
El Inicio, el Principio, el Génesis; son palabras inventadas con significados inventados. El Invento también se inventó.
El Apocalipsis, el Fin del Mundo, nos conmueve causándonos agitación y emoción, la divertida escatología juega con las esperanzas de los millones de marionetas con alma y, desde luego, también con nosotros.
Sigo viendo los años pasar uno a uno, los meses, las semanas, los días, las horas, los minutos, los segundos, los años, los meses, las semanas, los días, las horas, los minutos, los segundos, los años, los meses, las semanas, los días, las horas, los minutos, los segundos, los años, los meses, las semanas, los días, las horas, los minutos, los segundos, los años, los meses, las semanas, los días, las horas, los minutos, los segundos, los años, los meses, las semanas, los días, las horas, los minutos, los segundos, los años, los meses, las semanas, los días, las horas, los minutos, los segundos, los años, los meses, las semanas, los días, las horas, los minutos, los segundos, los años, los meses, las semanas, los días, las horas, los minutos, los segundos, los años, los meses, las semanas, los días, las horas, los minutos, los segundos, ..........................y por fin ha llegado el Día Sobrio, ese que por suerte, nos hace comprender por completo el hecho de que nada sabemos.

jueves, abril 13, 2006

¿San Judas?

El manuscrito, sin duda, ha hecho rascar más de alguna cabeza. ¿Es realmente fidedigno? ¿Podría cambiar de manera radical los pensamientos arraigados al cristianismo?
¿Cómo es posible que Judas, uno de los personajes más odiados de la Iglesia, se convierta en una especie de piedra angular en la fe cristiana? Alguien que por durante tantos años fue catalogado como el traidor más famoso de la historia, ¿podría ser llamado hoy, el discípulo escogido de Jesús?
Por otro lado, si este evangelio es falso, es decir fue escrito a base de mentiras por Judas tratando de redimirse, ¿no haría esto que el odio hacia él creciera alcanzando un nivel inconmensurable? En realidad, el manuscrito data de una fecha en la cual Judas ya habría estado muerto, por lo que descarto esta última opción.
Sea válido o no este documento, desde mucho antes de conocerlo, siempre existió en mí la intriga con respecto a la traición. Si por un lado Judas es el principal culpable de la muerte de Jesús, ¿no es acaso ese suceso el plan perfecto de Dios mediante el cual nos da la oportunidad de redimirnos de nuestros pecados? Y si es Judas un elemento vital en la ejecución de ese proceso, ¿no deberíamos pensar que él también forma parte del este plan divino?
Es aquí donde tendríamos que preguntarnos el porqué de ese hecho oscuro en el plan, que incluso lleva a Judas a tomar la terminante decisión del suicidio y lo deja sin esperanzas de una posible redención. Sin embargo, es en este evangelio prohibido donde se describen las palabras de Jesús en las que dice a Judas que deberá sufrir hasta el final para alcanzar la luz: "Serás maldecido durante generaciones"… "Sepárate de los otros y te mostraré los misterios del reino. Los alcanzarás, pero sufrirás". (Si existe luz, por implicancia existen sombras) No podemos pensar por esto que Dios es un ser malo, si fuera así no podríamos llamarlo Dios. La verdad es que no debemos tratar de descifrar la mente ni las acciones de Dios porque de esta manera intentamos quitarle su divinidad.
Llegando a este punto, quiero tratar lo que más me atrajo del evangelio de Judas y que caracteriza a todos los evangelios gnósticos: la gran retórica filosófica que los diferencia de los evangelios del Nuevo Testamento. Aunque no he tenido la oportunidad de leer todo el evangelio, el pasaje que más llamó mi atención fue aquel que narra una vez en que se encontraban los doce apóstoles orando e implorando a Dios, cuando de pronto llego Jesús y al verlos inmersos en sus plegarias, comenzó a reír y reír, los discípulos extrañados le preguntaron por qué reía, y el les contestó que aunque ellos creían que rogaban y pedían al Dios verdadero, sus mentes no eran capaces de concebir al Dios único y que ni él, revestido de un cuerpo terrenal, podía comprender completamente en su corazón a su Padre. Es aquí donde encuentro que existe un leve paso desde el Dios prometedor al explicativo, aunque pensándolo bien (o mal) parece que al final, siempre nos quedamos con más preguntas por contestar.

sábado, marzo 25, 2006

............(Descerebrado)

Todos dicen cosas distintas,
¿a quién creeré?
Todos dicen cosas extrañas de mí.
un pequeño fragmento de ti
¿A alguien someteré?
Tantos horizontes diferentes,
¿cuáles cruzaré?
Con repulsión
trato de limpiar mi vida
de todo aquello que la ensucia.
Soy el perro que lame sus heridas.
Las moscas aun no arriban
y aun me queda tiempo,
su Señor las mantiene muy cerca,
ellas ansían el momento.
Apresúrate en correr
por aquel camino
que serpentea
bajo los pies de mi cerebro.
Sube la montaña
y encuéntrate conmigo
y con los otros
que antes de mi llegaron.
Aquí arriba verás
al que viene ahora
por el sendero que antes pisaste.
Mientras más subas o yo suba,
la mente toca fondo, baja,
llega a tierra.
No pienses
que lo que piensas no importa,
es importante soñar,
es indispensable despertar.
La vida es un chiste
que no se debe contar.
La Muerte
es la que te hace racionalizar.
Caminando de madrugada,
bajo mis pies aparece
la poesía de esa muerte y la desesperación:

<te dio la vida,
una mujer
te la quitó…
La noche te
Envolvió
Y en desamparo,
No hubo
Mano amante
Que tus ojos
Cerrara
Inesperadamente
Tu aliento
Se extinguía…
Tus póstumas lágrimas,
Cayeron por
La amada
y el hijo
que anhelantes
esperaban . >>

Las flores
sonrientes y naturales
Apoyadas en el serio
poste artificial,
me desmoronaron
el alma en vida.
me salpican
de una existencia infernal.
Más de alguna vez
escuche eso de:
”Ver para creer”.
¿Puedes creer todo lo que ves?
Ruedas sin movimiento,
todo se detiene,
nada es ”real”.
Nadie parece
estar de acuerdo conmigo.
La moral inmoral,
tu creencia veraz.
El asco inmortal.
Descendencia falaz.
Muerte arrolladora,
vida sin igual.
La peste enfermiza,
te hace llorar.
Cura tus heridas
con la mente tenaz,
cuando te hayas dado cuenta
tu risa burlará.
Carcome la vivencia,
la experiencia vivida,
serpiente promiscua
de tu flor más querida.
Sin tu musa extrañarás
lo que en la puericia percibiste,
con tu corazón podrás continuar
aquello que un día descubriste.
Protege esa conciencia
guardada en tu interior,
llegará el día en que culminen
tus cimientos en resplandor,
Tu expresión, como un rayo,
la tumba: lugar ulterior,
cosechará tu alma
cual vil pecador.

lunes, marzo 06, 2006

Sátira de un payaso

Llega otra tarde de sábado de la mano de una nueva función de circo atiborrada de público.
Jorge estaba sentado frente a un espejo dentro de uno de esos viejos camiones que servía a la compañía como transporte, camarín y hospedaje. Con ímpetu trataba de cubrir su rostro sumamente depresivo con el irónico maquillaje del payaso “Tristón”, que en realidad no hacía más que cambiar sus lágrimas verdaderas por otras hechas de una hedionda pintura. Luego de terminar su seudo transformación, bajó del camión, encendió un cigarro y fijó la mirada en la primera estrella que se dejaba ver esa tarde, pensó que era el reflejo de su cigarro en el cielo.
La voz del presentador terminó de alabar el desempeño del domador de tigres, y luego de la ovación, anunció el próximo número. Tristón pisó la colilla y volvió a mirar hacia arriba para ver si la estrella desaparecía; graciosamente comprobó que, por el contrario, esta se había multiplicado en cantidad y luminiscencia.
Tristón entró corriendo a la pista y suscitó las primeras risas con un tropezón y una vuelta de carnero. Su actuación, infalible como de costumbre, fue premiada incluso con lágrimas de alegría en los niños. Los hijos de Jorge jamás vivirían un fragmento de esa alegría.
Al salir de la carpa, Tristón entró rápidamente al camión sin recordar su estrella. Se sentó frente al espejo, y antes de terminar de quitarse el maquillaje explotó en un mar de lágrimas que daban vida y movimiento a las de pintura y plasmaban su rostro con un aire surrealista. Se preguntaba frustrado el porque de su desgracia, y la injusticia de tener que esconder su maldición y la de su familia para dar alegría a miles y miles de desconocidos. La decisión que tomó en ese momento fue literalmente lapidaria.
Jorge viajó a su casa el lunes, no tenía actuación hasta el próximo sábado.
Pamela, su esposa, lo recibió en la puerta con fingido regocijo y luego se fue rauda a la cocina; algo se quemaba en el horno. Los dos hijos, eternamente enfermos, peleaban por un muñeco articulado al que le faltaban las dos extremidades superiores, al ver a su padre compitieron por quien llegaba primero a abrazarlo, Juan fue el ganador pero a Miguel no le importó. Jorge los rodeó con sus brazos en una muestra de cariño fuera de lo común.
Pasaron un par de horas y se sentaron a comer. La carne sólo se había quemado por fuera, por dentro estaba casi cruda. Pamela, sin preocuparse de la comida en su boca, importunaba a Jorge con más y nuevos problemas que habían surgido en su ausencia. Los niños por su parte lo acribillaban con preguntas acerca de los animales y variedades del circo. Jorge, obnubilado dejaba pasar todas aquellas palabras contestando inconscientemente las preguntas, solo le importaba mirar a su familia tratando de recordar los pocos momentos de alegría que tuvieron todos juntos e intento forjar en su memoria los rostros felices de su esposa y de sus hijos.
Jorge sólo iba a estar ese día en su casa y tenía que partir a la mañana siguiente de regreso al circo, y como sus hijos iban a estar durmiendo a esa hora, acudió hacia ellos en la noche para despedirse. Los abrazó por largo rato y jugó con ellos con lágrimas en los ojos, más tarde los besó y los arropó en su litera y les prometió con la voz entrecortada que volvería lo más pronto posible.
En su dormitorio, Pamela ya estaba durmiendo de costado en dirección a él, Jorge se acostó junto a ella y al mirarla le pareció que era mil veces más bella que cuando la conoció, le acarició el pelo grueso y despeinado y se durmió.
En la mañana, salió mientras todos dormían, trató de hacerlo lo más rápido y silenciosamente posible.
De regreso en el circo, ya era sábado una vez más y Tristón estaba listo para su presentación. Cuando lo anunciaron, entró corriendo y tropezándose como siempre, sin embargo al ponerse de pie vio que Jorge estaba allí amenazante con un cuchillo en la mano. La gente, al ver el arma blanca se mostró expectante creyendo que era parte del show, para Jorge sin duda alguna así lo era, y justo en ese momento alzó la voz y dijo:
-¡Este payaso los ha alegrado por años sin que ustedes vean las tinieblas en que se encuentra, el terror que lo atormenta y los horrores que habitan en su cerebro! ¡Pero ha llegado el momento en que los papeles se inviertan y ustedes sientan la atrocidad!
Luego sin pensarlo y riendo a carcajadas apuñaló una y otra vez a Tristón en los brazos, las piernas, el estomago, también le hizo repetidos cortes en la cara y en las manos. La gente gritaba de pánico y locura, los niños lloraban, pero esta vez no era de alegría, sino de terror y angustia. Tristón estaba muerto.
Cuando otros miembros del circo intentaron detener a Jorge, éste los amenazó con el cuchillo y con la poca fuerza que le quedaba se abrió camino hacia afuera y corrió y corrió por el sitio eriazo en donde se encontraba el circo, cuando ya no pudo más, se dejó caer completamente ensangrentado de espalda en la tierra, recordó por última vez a su familia y con los postreros signos de vida encendió un cigarro sanguinolento y miró al cielo para ver su estrella, fumó con rapidez, tiro la colilla cerca de sus pies y la pisó, luego volvió a mirar hacia arriba y con alegría constató que esta vez la estrella junto a todo el Universo había desaparecido.

sábado, febrero 18, 2006

Oruga

Es paradójico pensar que en unos cien años más, el nuevo cuerpo que habite mi alma, reflexione y concluya con total convicción de que no existe la reencarnación.
Lamentablemente, no tenemos consciencia de haber vivido más vidas que la que tenemos en la actualidad, ni tampoco tenemos la comunicación suficiente con nuestra alma para saber por cuantos cuerpos ha pasado, cuántas vidas ha vivido, cómo han sido sus sueños y despertares, cómo fueron los interregnos entre sus vidas, que tal fue su estadía en los distintos planos existenciales, etc. ¿Por qué no podemos escuchar al alma?, que con tanta hermosura nos canta: ¡No hay muerte! ¡No hay muerte!… ¡Sólo existe vida! ¡Vida eterna!
Todos nos hemos preguntado alguna vez que es lo que nos espera al momento de morir, y no cabe duda de que lo que escuchamos y aprendemos a lo largo de nuestras vidas nos implanta (sobre todo a nosotros los occidentales) similares y cuestionables expectativas en nuestra mente.
Muchos de los que se han visto cercanos a la muerte o han regresado de ella, al preguntarles por sus experiencias nos relatan una vivencia parecida: “Me vi en un túnel que me guiaba hacia una luz…”, “Mis antepasados y seres queridos fallecidos estaban allí…”, “Llegué al cielo, y tenía calles de oro y mar de cristal…”, “Bajé al infierno y éste era horrendo y semejante al descrito en la poesía de Dante…” ¿Pero qué pasa cuando le preguntamos lo mismo a un hombre o mujer hindú? ¿La respuesta es la misma? Obviamente no.
Si abstraemos lo que se nos enseña en nuestra vida acerca de la muerte, y sólo utilizamos nuestro raciocinio innato, lo más común sería pensar en que no existe el “más allá” y que al momento de morir, todo el mundo se extingue junto a nuestra consciencia, es decir, llegaríamos a un punto en que no existe más que la “nada” tal como nos encontrábamos antes de nacer; “cada uno de nosotros es el protagonista de su propia película que es la vida, y si morimos se acaba dicha película”. Pero, esa “nada” es lo que nos cuesta tanto explicar, y no por su significado metafísico como “ente”, sino por lo difícil que se le hace al cerebro concebir una situación en la que hay un vacío completo. Esto se puede ejemplificar con el hecho de que aun con los grandes avances de la ciencia, que incluso le han dado respuesta a la incógnita del origen del Universo a través de la Teoría del “Big Bang”, no logran acercarse a una contestación a la quizás más importante pregunta: ¿Qué es lo que había antes del “Big Bang”? ¿Nada?
Es aquí donde puede acomodarnos un poco más la teoría hindú de la reencarnación y de la perpetuidad del alma, que no dejaría lugar a los momentos vacíos y sin consciencia.
Quizás no somos más que la oruga de la fábula, que al sentir que se acerca su muerte siente un gran temor, tal como nosotros, y al momento de morir, sus seres queridos lloran su partida sin saber que sólo ha pasado a su estado de crisálida, de la misma forma en que nosotros cambiaremos a los distintos estados y planos existenciales, y por último, sin saberlo ella ni sus amigas orugas, se despertará convertida en policromada mariposa, tal cual nuestra alma despertará en otro cuerpo y llena de vida.

domingo, febrero 05, 2006

Una buena razón

Hace unos días me encontré con unas ideas en mi mente que me parecieron adecuadas de escribir aquí en una especie de falsa apología al sentimiento que para muchos es el más bello: El Amor. No obstante en muchas ocasiones la “realidad” dista mucho del amor, por tanto he querido dar dos finales a este pequeño artículo (que por más que lo parezca, no tiene alusiones a hechos verídicos que me hayan acontecido a mí o a alguien que conozca) para que quien lo lea, elija con cual de ellos se siente más identificado o más afectado.

..........................

La conocí en un momento y lugar que mediante la fuerza se apoderaron de un espacio en mi mente, y tengo la certeza de que no se borrarán jamás de mi memoria.
Llegó y me saludó con un beso en la mejilla, como cualquier otra amiga, y en ese instante fue sólo eso para mí: el ritual saludo con alguien de quien ni siquiera conocía el nombre. No me di tiempo para concebir tan pura y sencilla belleza, la conversación no daba tregua y nunca se me pasó por la mente mirarla con otros ojos.
Las estrellas y la menguante luna desaparecieron como por arte de magia, y la noche, ya matizada de azul, comenzaba a perder su nombre haciéndonos recordar que esa reunión, aunque nadie lo quisiese, debía llegar a su fin. Fue al momento de posar la cabeza en la almohada unas horas más tarde en mi cama, cuando me di cuenta de que desde hace varios años no tenía una conversación tan interesante y gratificante.
No sé si es obvio decir que los encuentros, desde aquella noche, se hicieron mucho más seguidos, pero siempre mantuvieron el mismo objetivo: pasar un buen rato, beber un trago, y por supuesto, tejer una plática que cada vez era más adictiva.
Pasaron varias primaveras antes de que el cambio tomara forma y cuerpo. Una cita planeada ese mismo día fue lo que me abrió los ojos de otro modo. Esta vez, al saludarla tan comúnmente como siempre, sentí el calor de un disparó a quemarropa que arrasó con los vestigios del ego que en mí habitaba, y luego del parpadeo, en lugar de ver un arma la vi a ella… como por primera vez.
Lo primero que acaparó mi mirada fue su cuello: era como despertar por un instante en el museo de bellas artes; no había mejor escultor que aquel que esculpió esa frontera perfecta de mármol níveo que limitaba el austral cuerpo venusino de la docta y erudita mente septentrional. Al subir la vista, su rostro era una conjunción de trazos en colores pasteles, con cambios de tonos casi imperceptibles, a excepción de la boca: que en su pálido carmesí era como el rubí más precioso y valioso que pasa desapercibido bajo el mar. Y los ojos… los ojos violáceos eran las ventanas abiertas hacia un paraíso e infierno fusionados que invitaban a la incertidumbre y misticismo de su alma. Su cabello, como cataratas de fuego, bañaba su cabeza sin que sus hombros lo notaran. Su cuerpo era como el de muchas otras mujeres, sin embargo me provocaba lo que nunca antes sentí. (¿Podría ser que se trataba del sentimiento más puro e irracional sentido por el hombre? ¿Aquello que llaman: “amor”?) Su ropa mantenía la sencillez perfecta de su figura y sin premeditarlo la hacía más y más atractiva. ¿Como podía poseer tanta perfección un ser que aun residía en este mundo?

Final 1:

Ella, gracias a la intuición de su maravillosa femineidad, se dio cuenta con facilidad de mi drástico cambio de apreciación hacia su persona, y sin emitir palabra alguna me tomo de la mano, haciendo que mis pulsaciones se aceleraran, y luego de mirarme por unos segundos fijamente, me abrazó con tanta vitalidad y amor que me hizo cerrar los ojos desvaneciendo todo pensamiento de mi mente dejándola provista solo de hermosas imágenes coloridas y sin sentido como las que se observan en un caleidoscopio. Luego, al recobrar la conciencia total, viéndome abrazado a ella, sentí que el “amor”, más allá de ser una palabra bonita y el tema de muchos de los poemas que había leído, realmente existía, y también podía alcanzarme a mí. Fue esta pequeña reflexión y el abrazo repentino de ella, lo que me pareció una buena razón para tomarla de los hombros, mirarla a los ojos y decirle:
-Te amo…

Final 2:

Ella adivinó mis pensamientos y me pareció que se sentía un poco incomoda, rápidamente se sentó y me dijo que tenía que contarme algo importante. Yo que aun no me reponía de ese espontáneo enamoramiento, me senté a su lado. Luego ella me tomó de la mano, me miró con profundidad, y con un rostro de total certeza de que lo que me iba a decir me causaría gran dolor, finalmente habló:
-Estoy saliendo con alguien…
Esa noche me fui temprano a mi casa.
Ahora, recordando todo lo vivido con ella y convencido de que nunca iba sentir lo mismo por mí, me cuestiono con respecto al “amor”, tengo la seguridad de que solo se trata de una palabra que ha sido sobreestimada y que no hace más que darle el nombre a un sentimiento que lo único que logra en los que lo sienten y son correspondidos, es olvidar por momentos que la muerte ineludible les espera, y que paradójicamente a los que no somos correspondidos nos da una buena razón para tomar el revolver, llevarlo a la sien y halar el gatillo.

lunes, enero 23, 2006

Retrotraer

…¡Maldito yo! por escribir sin tapujos sobre todo aquello que se encuentra bajo tanta maldición, ¡maldita maldición! que me obliga a escribir sin pensar en las consecuencias.
¡Maldita la mentira! que edifica sobre cimientos endebles y que tarde o temprano se derrumba, ¡maldita verdad! que muchas veces causa mayores daños que la mentira.
¡Maldita la realidad! que con sus aplastantes hechos fácticos no permite formular sueños y anhelos, ¡malditos los sueños! que proyectan esperanzas absurdas e imposibles de un mejor porvenir.
¡Maldita la fe! que nos engaña y no logra mover las grandiosas montañas, ¡malditas montañas! que no se mueven y acaban totalmente con la fe.
¡Maldita religión! que con sus doctrinas y enseñanzas ciega a los hombres, ¡malditos los hombres! que se enceguecen en su ignorancia malinterpretando lo que su religión les enseña.
¡Maldita ignorancia! que estrecha los límites y castiga en silencio a quienes no pueden salir de ella, ¡maldita elite cognoscitiva! que no utiliza su sapiencia para extinguir la ignorancia de otros.
¡Malditos los pobres! que no tienen nada más que la seguridad de que sus destinos quisieron que fueran malditos, ¡malditos los ricos! que se compadecen en sus mansiones viendo la pobreza por televisión y secando sus lágrimas con sus propios billetes.
¡Maldita debilidad! que ataca sin discriminar proveyendo flaquezas y macas, ¡maldita fortaleza! que se aprovecha de los mismos a quienes la debilidad empequeñece.
¡Malditos los llantos! que intentan, sin éxito, limpiar de nuestros rostros la tristeza que nos invade, ¡malditas las risas! que nacen por sucesos tan volubles como una alegría pasajera o por la satisfacción de observar la tristeza de otro.
¡Maldito el odio! que como una droga produce placer ante la derrota del odiado, ¡maldito el amor! que discrimina y elige inicuamente a los que lo sienten y a la vez son correspondidos.
¡Maldito lo corpóreo! que con su suciedad carnal nos aleja del bien e inclina hacia el mal, ¡maldito lo espiritual! que nos hace creer que los actos corporales son malos y que los que se fundamentan en el alma son buenos.
¡Maldito el bien! que nos restringe e impide realizar todo lo que deseamos durante nuestras vidas, ¡maldito el mal! que crece cada vez más y hace que nuestra vida sea cada vez más mala.
¡Maldita la vida! que no nos entrega todo el conocimiento hasta que se termina, ¡maldita la muerte! que con su guadaña fulmina la vida y no nos permite terminarla…
………………
Podría continuar indefinidamente, pero la pregunta sería la misma: ¿Cómo podemos existir así, inmersos en tanta maldición? Y ¿Cómo puedo yo salir de este circulo vicioso de pensamientos? Por ahora, lo único que puedo y quiero hacer es dejar plasmado de alguna forma estas ansias de salir de aquellas cavilaciones; para que en el futuro, cuando regresen estas reflexiones a mi mente, pueda ojear un poco este registro y compare cuanto he cambiado en todo ese tiempo. Y al pensar en una forma de comenzar a escribir este salvavidas mental las primeras palabras que vienen a mi mente son:
¡Maldito yo! por escribir sin tapujos sobre todo aquello que se encuentra bajo tanta maldición…

miércoles, enero 04, 2006

¿Botar el voto?

Me pidieron un comentario con respecto a la agenda política que se nos viene para esta temporada estival: la tan esperada segunda vuelta de las presidenciales de nuestro país: Chile, que en este último tiempo se ha ido convirtiendo poco a poco en una de las pocas “islas” unida a un continente sólo de manera geográfica, porque la verdad, siento que nos vemos cada vez más separados o distanciados de nuestros vecinos, pero ese es otro tema.

Bueno, sin ninguna duda lo que más llama mi atención de forma risible en las campañas tanto en la de Michelle Bachelet como en la de Sebastián Piñera es la gran extrapolación que utilizan para catalogarse entre ambos comandos: “Ultra Izquierda” v/s “Ultra Derecha” respectivamente, y también el extraño cambio de roles que ocupan ellos mismos para defenderse de esa extrapolación: “La Concertación de Partidos por la Democracia” se vanagloria de sus políticas de afirmación a la empresa privada y la gran cantidad de tratados de libre comercio realizados con los más grandes mercados del mundo, dando un gran espaldarazo a la globalización y dejando a los empresarios como los más contentos con sus gobiernos. Por otra parte, (no se si es tan o más jocoso que lo anterior) “La Alianza por Chile” se auto nombra como la única esperanza para lograr un cambio que favorezca principalmente a las clases media y baja mediante un sistema de disminución radical en la desigualdad de ingresos, que por estos tiempos tiene en los últimos lugares del escalafón a nuestro país, ¿donde está lo divertido de esto? Lo cómico radica en el hecho de que el candidato que pretende lograr esto, que se oye tan excelente y fundamental para mejorar nuestra nación, es uno de los más grandes empresarios derechistas del país caracterizado por su pensamiento neoliberal. ¿No es esto muestra de que estamos frente a una demagogia grotesca y cruel que se burla de las estirpes que más sufren en Chile?

Aunque encuentro que es un tema banal, no podría dejar pasar otra tendencia que marca esta campaña política: el “machismo”. Al tener una candidata para presidenta ha quedado al descubierto de que en Chile aun existe el machismo. Si bien es cierto, el machismo que se logra apreciar con mayor facilidad es el que hace alusión la propia candidata de la Concertación y su comando haciendo énfasis en las descalificaciones e insinuaciones de falta de capacidad para gobernar por parte de su contendor y el respectivo comando de éste, también existe otro tipo de machismo más escondido, pero machismo al fin y al cabo, que es el que practican los mismos partidarios de Bachelet al sobreprotegerla en demasía y que prácticamente no dejen que persona alguna emita la menor crítica hacia su persona sólo por el hecho de que es una dama. ¡Decídanse!

Pero no existe sólo el machismo, también tenemos al feminismo que si por su parte se ha involucrado muy a fondo en la campaña de Michelle: “Soy mujer, sé lo que necesitan las mujeres y trabajaré con fuerza para ellas”. Obviamente, la respuesta de Sebastián no se hizo esperar a través de sus luminosos “ofertones”: “Prometo que en mi gobierno habrá jubilación para las dueñas de casa, la mujer tendrá un papel preponderante y espero fortalecer mi gabinete con muchas mujeres”. Todo para ganar los votos femeninos.

La franja televisiva de alto nivel cinematográfico, que me es difícil comparar con algo que refleje un mismo grado de falsedad, y el alto gasto de ambos candidatos en carteles, panfletos y propaganda, es un tema aparte y no hace más que revelarnos que más allá de tener la intención de describir cuales son sus planes de gobierno e ideas concretas mediante las cuales pretenden mejorar el nivel de nuestro país, lo que realmente reflejan es la horrible desesperación por alcanzar el poder que nubla la vista y las mentes de quienes, divididos en dos grandes coaliciones, dirigen y manejan nuestra larga y angosta franja de tierra.

domingo, diciembre 18, 2005

Tiempo deMente

Me desperté hace un par de días con una idea que no me dejó tranquilo por mucho tiempo. Resulta que la noche anterior a aquel día soñé con sucesos que, lejos de ser extraños o fuera de lo común, reflejaban los típicos sueños en los que uno se ve rodeado de gente conocida y viviendo situaciones cotidianas muy cercanas a la “realidad”. Sin embargo, aunque no me di cuenta al instante, fue con este sueño que llegué a concebir una analogía extraña y engañosa entre dos entes tan importantes, al parecer, de nuestras vidas.
En el sueño estaba mi mujer, Minerva, y uno de mis mejores amigos, Domingo Bengoa. Estábamos los tres sentados en el sofá de nuestra casa conversando de temas muy profundos y complejos que incluso alcanzaban el análisis de la propia naturaleza humana. Hablábamos de recuerdos y memorias personales, momentos importantes en nuestras vidas, tanto de situaciones actuales como también de anhelos, sueños y vaticinios de lo que nos esperaba a nosotros y al mundo en general en un escenario futuro. No obstante, los que más hablaban eran ellos porque esta vez mis acotaciones eran menores, lo que podría deberse a que me encontraba fumando un habano aparentemente interminable.
Fue entonces, al despertarme, que recordé el sueño y lo primero en lo que pensé fue en el alto nivel intelectual que había alcanzado esa conversación entre los tres, pero… ¡Momento! ¡¿Cómo que “entre los tres”?! En realidad todo había salido de mi mente. …¡Claro! ¡Era un sueño!
Esto me hizo reflexionar instintivamente en que la mente trabaja más duro cuando se está durmiendo que cuando se esta despierto, (¿Compartirán esta riesgosa afirmación los científicos?) porque tiene que interpretar todos los roles en la película, no sólo el propio, además debe manejar a la perfección situaciones que pueden ocurrir en el pasado, presente y futuro. Si bien es cierto, la mente puede fallar, olvidar y desvariar, pero de todos modos, toda la información se encuentra en ella en una perfección dividida como en piezas de un rompecabezas. “Es el reloj el que falla o se detiene, nunca el tiempo”.
Sin duda una de las más grandes interrogantes que envuelve nuestra reticente y ambigua existencia es el tiempo. ¿Qué es el tiempo? Podría definirlo como una línea inquebrantable que contiene todo lo que existe, ya sea tangible o intangible. Todo está dentro de esta línea incluso el propio tiempo, todo con un orden o desorden predefinido.
Entonces, ¿Es muy difícil encontrar esta relación entre la mente y el tiempo? ¡Ah! Nunca pensé que un simple y corriente sueño tan similar a miles de otros soñados en noches anteriores, me haría cavilar tan profundamente en la similitud de estas dos entidades, que por cierto, sin alguna de ellas no existiría nada, si es que algo “existe” en “realidad” (Medítenlo).En fin, me hago una última pregunta que también dejo planteada ante ustedes, pero que dudo obtenga respuesta algún día: ¿No será el Tiempo la Mente de algún dios dormido que mientras sueña, interpreta, ha interpretado e interpretará a la perfección todos nuestros roles e interacciones en el pasado, presente y futuro?

domingo, noviembre 13, 2005

Dios y La Bestia


Bajo la santidad del Vaticano, en el infernal subterráneo, la bestia se paseaba de un lado a otro, rugiendo y vociferando dentro de la celda. Los guardias suizos que la celaban estaban cada vez más inquietos por su abominable figura y deseaban con ansias el cambio de turno.
-¡No tengan miedo de mí!- pronunció la bestia con una voz completamente humana. -para cuando me dejen en libertad, ustedes ya habrán muerto por la vejez, sin embargo, puede ser que me encuentre con alguna de sus reencarnaciones posteriores.
Los guardias se miraron con incredulidad, pero también con un evidente grado de temor. Luego uno de los guardias, olvidando por completo el mandato de no entablar conversación alguna con la bestia, se armó de valor y le respondió:
-¡No tienes ninguna potestad contra nuestro Dios!
-¿Nuestro dios? ¡JA! Con eso das a entender el hecho de que existen otros dioses, pero que no te pertenecen como ese que tú nombras. Pero si ese dios les pertenece, ya que lo llamas “nuestro”, ¿no piensas que su poder no debería sobrepasar el tuyo? En realidad, no estás tan lejos de la verdad: Primero los dioses crean a los hombres y luego de un tiempo los hombres crean a sus dioses. Así como vosotros sois cristianos, existen judíos, musulmanes, hinduistas, budistas, en fin, ninguno de ellos, por más pensantes o sabios que sean por sobre otros, podrían alcanzar la verdad completa siguiendo solamente el sendero de sus propias creencias. Pero créeme que si supieran un pequeño porcentaje de lo que yo sé, quizás estarían junto conmigo dentro de esta prisión.
El guardia quedo perplejo por la tergiversación que la bestia hizo de su comentario. En ese momento, el otro guardia le recordó con una seña que debía mantener silencio.
La bestia se agarró con ambas manos de la puerta de la celda, presionó su cabeza contra los barrotes y siguió su discurso:
-Les confieso que yo creo en dios, pero no en “Dios” el único, sino en “dioses”, deidades que varían desde acciones, sentimientos, pensamientos, filosofías, incluso épocas, ya que sin ellas su Dios y los dioses de los otros hombres no podrían haber sido concebidos. Sin embargo, también debo reconocer que existe un Dios que no es el que ustedes ensalzan y que no puede quedar fuera del conjunto de divinidades que describí como merecedoras de mi credibilidad. Y es en dirección a este dios en donde deberían estar apuntadas todas nuestras reflexiones, debido a que la existencia de ustedes dos y también la mía depende de él.
El guardia que anteriormente hizo callar a su compañero, fue ahora quien abrió la boca:
-¡Tus incoherentes y paganas declaraciones no nos infunden temor alguno! ¡El único Dios es nuestra Santísima Trinidad! ¡Padre, Hijo y Espíritu Santo! ¡Y sólo de Él depende nuestra existencia y también la tuya! …
La bestia lo interrumpió:
-Te aconsejo que no subestimes el poder del dios que les he mencionado, y menos aún que afrentes contra él, ya que en cualquier momento podría tomar una determinación radical y cambiar el destino de nosotros tres.
El guardia no hizo caso a la bestia y continuó:
-¡Ese dios del que hablas no existe y todas tus palabras están guiadas por Satanás! ¡Tú y tu dios falso se irán al infierno!...
-¡No sigas!- gritó la bestia.- ¡O será demasiado tarde!
Pero el guardia no calló:
-… ¡Jesucristo tiene todo el poder! Tus dioses y tú se irán al infieerr…
FIN